El bloqueo del escritor

Muchos piensan que la tarea de redactar un artículo, un libro, una noticia o cualquier otro material es tan sencillo como atarse las trenzas de los zapatos. Hay cosas de las que el lector novato no está enterado, y seguramente, se sorprendería mucho de conocerlas. Una de ellas es lo que llamamos "El bloqueo del escritor".


Seguramente se preguntarán: "Pero... ¿Qué? ¿De verdad los escritores se bloquean?"


Sí. Por más experimentado que sea un autor, en algún momento de su vida estará en una situación en la cual se vuelve totalmente incapaz de hacer que su cerebro produzca una idea, una frase, o incluso una simple coma como para que la página deje de estar en blanco.

El desafortunado que lo padezca puede quedarse horas, días, semanas e incluso años mirando una página en blanco. Escribe una palabra y la borra de inmediato, luego escribe (después de mucho esfuerzo) una frase que probablemente no tiene ni pies ni cabeza, y la deja ahí unos minutos, contemplándola y analizando qué se podría agregar para, a partir de ahí, una novela monstruosa de mil páginas que sería la sensasión entre los best-sellers... y luego de darse cuenta de que no se le ocurre nada, la descarta dejando de lado todo su maravilloso plan.

Existen muchas y diversas causas para este mal. Probablemente el escritor esté pasando por un mal momento en su vida o tenga mucha presión. Incluso, puede ocurrir que se le venga a la cabeza un torrente colosal de ideas extremadamente buenas, pero a su vez inconexas entre sí, o sin relación aparente con el tema que está tratando de plasmar, provocando una "sobrecarga" de trabajo mental al hacer un esfuerzo superior para organizar su cerebro, provocando finalmente la indecisión absoluta.

Todo esto ocurre en mayor medida con los escritores novatos (como yo). Sin embargo, hay formas para intentar superarlo. Una de ellas es, aunque parezca ilógico, escribir. Sí, escribir cosas aleatorias. Lo primero que se venga a la mente, la primera idea sobre cualquier cosa que tenga. La escritura libre es en muchos casos infalible para desbloquearnos, porque nos permite trasladar nuestros pensamientos al papel (o al disco duro) sin la sensación de obligatoriedad que implica tener que darle sentido a algo.

Como sea, la conclusión es que un escritor no es como una línea de producción de ideas geniales (Bueno, hágase la excepción a Stephen King). Y sin embargo, cada día se esfuerza para llevar a su audiencia un pedacito de ese universo maravilloso e infinito: El que está contenido en los libros.

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